Homeostasis

Homeostasis

¿Qué es la homeostasis?

La homeostasis es el equilibrio en un medio interno, como por ejemplo nuestro cuerpo. El organismo realiza respuestas adaptativas con el fin de mantener la salud. Los mecanismos homeostáticos actúan mediante procesos de retroalimentación y control. Cuando se produce un desequilibrio interno por varias causas, estos procesos se activan para reestablecer el equilibrio.
Para que las células de nuestro cuerpo puedan vivir y funcionar correctamente tienen que mantenerse en un ambiente constante, tanto en su interior celular como en el líquido extracelular.
Hay básicamente dos tipos de mecanismos homeostáticos efectores:
1) Vías nerviosas (impulsos nerviosos)
2) Vías endocrinas (hormonas)
Algunos ejemplos de regulación mediante vías nerviosas son: 
 a)  Regulación de la presión arterial en los mamíferos en general y en el ser humano en particular
 b) Regulación de la concentración de oxígeno y de CO2 en la sangre en los mamíferos.
Algunos ejemplos de regulación mediante vías endocrinas son:
      a)  Regulación de la concentración de glucosa en sangre;
b) Regulación de las relaciones entre hidratos de carbono, proteínas y grasas
c) Control de los efectos de la alimentación y del ayuno en el cuerpo.
Hay también procesos en los que actúan homeostáticamente nervios y hormonas al mismo tiempo: 
a           a)  Regulación de la obtención de energía a partir de los alimentos (energía química)
 b) Regulación de la temperatura interna del cuerpo.
La mayoría de los sistemas homeostáticos complejos de nuestro cuerpo se gestionan mediante una glándula del cerebro llamada hipotálamo.
Ejemplo de homeostasis para la regulación de la concentración de glucosa en la sangre
En el gráfico superior se observa como el organismo regula la concentración de glucosa en la sangre. Todas las células del organismo requieren una fuente continua de energía metabólica, que puede fluctuar según la actividad funcional de la célula. En los mamíferos esta energía es proporcionada a la célula principalmente en forma de glucosa. Es muy importante que el cuerpo mantenga unos niveles equilibrados de glucosa en sangre.

La glucosa pasa a la sangre a través de la dieta, principalmente por los hidratos de carbono, o a partir de los depósitos de glucógeno del propio organismo (por glucogenólisis). A su vez, el metabolismo de los tejidos y del cerebro consume glucosa. La glucosa sobrante se convierte en glucógeno (por glucogénesis) como reserva. El exceso de glucosa se puede perder por la orina.

Para lograr entender mejor el tema...

La tendencia a mantener un ambiente interno estable y relativamente constante se llama homeostasis. El cuerpo mantiene la homeostasis para muchas variables además de la temperatura. Por ejemplo, la concentración de diversos iones en la sangre debe mantenerse constante, junto con el pH y la concentración de la glucosa. Si estos valores aumentan o disminuyen demasiado, puedes terminar muy enfermo.
La homeostasis se mantiene en muchos niveles, no solo al nivel de todo el cuerpo como ocurre con la temperatura. Por ejemplo, el estómago mantiene un pH que es diferente al de los órganos que lo rodean y cada célula individual mantiene concentraciones iónicas diferentes a las del líquido circundante. Mantener la homeostasis en cada nivel es de suma importancia para mantener las funciones globales del cuerpo.
Bueno, ¿y cómo se mantiene la homeostasis? Vamos a responder esta pregunta mediante el análisis de algunos ejemplos.

La conservación de la homeostasis

Los sistemas biológicos, como tu cuerpo, constantemente son llevados lejos de sus puntos de equilibrio. Por ejemplo, cuando te ejercitas, tus músculos aumentan la producción de calor e incrementa la temperatura de tu cuerpo. Del mismo modo, cuando bebes un vaso de jugo de frutas, tu glucemia sube. La homeostasis depende de la capacidad de tu cuerpo para detectar y oponerse a estos cambios.
Para mantener la homeostasis se suelen usar ciclos de retroalimentación negativa. Estos ciclos actúan en oposición al estímulo, o señal, que los desencadena. Por ejemplo, si la temperatura de tu cuerpo es demasiado alta, actuará un ciclo de retroalimentación negativa para volver a disminuirla hacia el valor de referencia, o valor nominal, de 98, point, 6, space, degree, F37, point, 0, space, degree, C.
¿Cómo funciona esto? Primero, ciertos sensores detectarán la alta temperatura —principalmente las células nerviosas con terminaciones en tu piel y cerebro— e informarán a un centro de control regulador de temperatura en tu cerebro. El centro de control procesará la información y activará efectores, como las glándulas sudoríparas, cuya función es oponerse al estímulo y reducir la temperatura del cuerpo.
Por supuesto, la temperatura corporal no solo puede exceder su valor nominal, también puede caer por debajo de este valor. En general, los circuitos homeostáticos suelen utilizar al menos dos ciclos de retroalimentación negativa:
·         Uno se activa cuando un parámetro, como la temperatura corporal, es superior al punto fijo, y está diseñado para volver a disminuirlo.
·         Uno se activa cuando el parámetro es inferior al punto fijo y está diseñado para volver a aumentarlo.
Para concretar más esta idea, revisaremos los circuitos de retroalimentación opuestos que controlan la temperatura corporal.

Respuestas homeostáticas en la regulación de la temperatura

Si tienes mucho calor o mucho frío, sensores en la periferia y el cerebro le dicen al centro de regulación de la temperatura en tu cerebro —una región llamada hipotálamo— que tu temperatura se ha desviado de su punto fijo.

Por ejemplo, si has hecho mucho ejercicio, tu temperatura corporal puede elevarse sobre su valor de referencia y tendrás que activar mecanismos para refrescarte. El flujo sanguíneo hacia tu piel aumenta para acelerar la pérdida de calor con tu entorno y además puedes empezar a sudar de forma que la evaporación del sudor en la piel puede ayudar a enfriarte. Jadear también puede aumentar la pérdida de calor.
Por otra parte, si estás sentado en una habitación fría y no vistes prendas cálidas, el centro de la temperatura en el cerebro tendrá que activar respuestas que ayuden a calentarte. El flujo de sangre hacia tu piel disminuye y podrías empezar a temblar para que tus músculos generen más calor. También puedes tener piel da gallina, que eriza el vello de tu cuerpo y atrapa una capa de aire cerca de tu piel, además de aumentar la liberación de hormonas que actúan para aumentar la producción de calor.


Publicado por: Andrea Amaguaya Domínguez.  1ero. BGU "A"

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